CAPITULO IV

LA PARADOJA… DE LA PARAJODA

 

La acción se desarrolla en el interior de una sala amplia en la casa quinta que el gobernador posee en Cía Santa Lu, localidad cercana a la capital provincial. Por los amplios ventanales se aprecia el parque cuidado y lleno de palmeras. Costoso mobiliario y una decoración lograda con buen gusto y  alto costo brindan comodidad a los propietarios y a los huéspedes eventuales. Varias personas están reunidas. Son funcionarios de gobierno que tratan el tema de los discursos de homenaje durante el sepelio del vicegobernador.

La Jorge, Secretario de Información Pública, intenta una evaluación del tratamiento que los medios de comunicación hacen sobre el fallecimiento del doctor Rolegio Certera.

-Todos los medios, sin excepción se han atenido a los comunicados oficiales aún cuando por el despliegue que hizo la policía en el hotel alojamiento, el boca en boca nos deja mal parados frente a la opinión pública. Hubo medios radiales que llegaron al lugar y que pudieron ser silenciados con la promesa de una pauta.

-No te preocupes La Jorge – Dice Valter Alisa- Lo vamos a acordar en la Secretaría General. No habrá problemas

-Creo que sí debe preocuparnos el  que haya fotografías que se tomaron en el lugar y en las que se ve el cuerpo desnudo de Certera con el pito parado. No sé si ahora pero seguro que a futuro nos traerá serios dolores de cabeza.

-Es un tema que podemos tratar después, si les parece. En lo inmediato tenemos este otro que nos urge.

Quien habla es el intendente de la Capital, Denis Colla. De profesión arquitecto especializado en la cuestión política. Llega a ocupar ese lugar gracias a las presiones oportunamente ejercidas en la “mesa chica” que determina sea el candidato en las pasadas elecciones. Trabajó siempre de “apriete”, haciendo primar sobre lo racional y políticamente inteligente la posición personal, para imponerse y ganar lugares. Es,  además, una característica genética

-Creo que Jorge Albertuchi debe cerrar los actos de homenaje post mortem del vicegobernador en su calidad y condición de primer mandatario provincial y que por el Partido Juntocialista lo debe hacer algún integrante de la conducción partidaria…

El ministro de gobierno, Valter Alisa, siempre obsecuente dice

-Yo mociono que lo hagas vos Denis Colla…

Prestamente interviene, seguramente obedeciendo a indicaciones de otros dirigentes, el eterno diputado provincial Denis Tomar.

-No. Yo creo que Denis Colla lo debe hacer como intendente de la Capital y que un integrante del Consejo Provincial, que bien puede ser Cesario Ambrottio, lo haga por el Partido.

El mencionado Cesario Ambrottio que padece de una pronunciada cojera al caminar se desplaza desde un costado de la sala para ocupar uno de los sillones que están en el centro del lugar. Es uno de los más conspicuos dirigentes provinciales del Partido Juntocialista a quien muchos consideran una “mochila de plomo” en la ascendente carrera política de su hermano Luis José. Al parecer adolece de la capacidad negociadora del otro y siempre le genera costos políticos. Quienes lo conocen dicen que es un arrastre que tiene desde su militancia juvenil en el partido

-Sería conveniente que no olvidemos a Luis José que representa a la provincia en el Congreso Nacional y que seguramente va a querer decir algo. Él lo conocía a El Pebete tanto  y lo estimaba de manera especial. Pidamos su opinión al menos.

Siempre presto a intervenir, buscando destacarse, el obeso hombre que tiene a cargo el área de gobierno dice agitado

- ¿Dónde está Juan Sapín?

El aludido responde de inmediato

- Aquí estoy ministro…

Con su mejor tono de voz el ministro le dice al secretario privado

- Ah, Juancito, compañero ¿Pudiste comunicarte con Luis José?

- Sí, ministro. Debe estar al llegar.

Todos están atentos a lo que pudiera decir el mencionado ya que nadie ignora que es el principal referente del Partido Juntocialista en esta gestión de gobierno.

Nadie olvida que Jorge Albertuchi, el gobernador, es casi un advenedizo en la política. Joven empresario que surge como alternativa válida ante la ausencia de un referente juntocialista en las pasadas elecciones del año 91 y que, como candidato, tiene el mérito de haber reflotado al alicaído partido y haberlo llevado al triunfo electoral. Todo a pesar de haber sido destituido, acusado de corrupción, por la Cámara de Diputados tras una serie de tejes y manejes que nunca quedaron claros, entre quien sería el sucesor inmediato y las principales cabezas de dos partidos provinciales. Destitución que costó dos senadurías en el Congreso Nacional y cargos varios en distintas áreas. Lo paradójico es que el principal impulsor de ese acto murió políticamente.

Todos quieren saber qué dijo Luis José. Denis Colla pregunta

- ¿Te dijo algo?

Juan Sapín tiene la responsabilidad de traducir lo dicho por el dirigente que esperan. Sabe que no puede equivocarse ya que una interpretación errónea le puede significar el ostracismo. La política tiene esos vericuetos que son ampliamente utilizados en la vida interna partidaria, en la trenza dicen algunos. De la elucidación que los otros hagan de sus dichos depende todo. Con buen manejo de la palabra dice

-Nada…Que no era justo que El Pebete nos meara el asado en un momento tan crucial para la provincia... Esto como lo más destacado. Solo eso.

Traducido a su vez lo dicho por Juan Sapín al original sería más o menos así: “Mirá la cagada que se manda este pelotudo ¿Cómo mierda puede mandarse una joda así? Es un pelotudo… Ahora sí que nos escupió el asao…”. Es lo que piensan todos.

El hermano sintetiza entonces la realidad

- Eso quiere decir que el flaco Luis José está bastante caliente…

Para concluir el eterno diputado dice

- No te quepa ninguna duda. Sí dijo eso…

En una transición rápida, en el marco de lo que se trata en la quinta, Juan Sapín le anuncia a Paco Calvín que:

- En la entrada a la quinta, Paco Calvín, hay unos veedores judiciales que piden hablar con vos ¿Qué les digo?

Cansado el calvo hombre que tiene sobre sus hombres responsabilidad tan singular dice

- En concreto ¿Qué quieren? No es un momento oportuno para hablar de otro tema que no sea el que nos ocupa

- Solo dijeron que fueron a Casa de Gobierno y que allí les indicaron dónde encontrarte. Querían hablar con Jorge Albertuchi pero él los derivó a vos.

-Tendrán que esperar a que terminemos de resolver este tema… Que esperen

Cesario Ambrottio que por ser abogado conoce de la importancia de los veedores judiciales, sobre todo en una situación como la que se está viviendo, le sugiere

- Paco, para evitar ulterioridades, te sugiero que los atiendas ahora ya que lo único que queda por hacer es escuchar lo que quiera decir Luis José…

- Está bien, siempre y cuando no represente una molestia para ustedes

Al unísono los asistentes dicen

- No. De ninguna manera. Por favor Paco, adelante.

Aceptando la decisión de la mayoría, Paco Calvín les dice

-Gracias señores… -  Y al secretario privado - Juan Sapín, que pasen.

Sale Juan Sapín. Todos quedan en silencio aunque, como es habitual entre los políticos,  continúan hablando en voz baja y en grupos separados. Los gestos y ademanes priman por sobre el silencio.

Luego de un momento breve entra Juan Sapín acompañado por dos personas vestidas de manera muy formal. Los veedores judiciales son Pascual Ito y Moral Illo, portan sendos portafolios conteniendo documentación.

El Ministro de Gobierno los recibe amablemente

-Adelante señores. Sírvanse tomar asiento. Pónganse cómodos. Siéntanse como si estuvieran en casa ¿Un cafecito?

Sorprendido por la actitud uno de los hombres dice

-No. Gracias. De mi parte, no.- Y se presenta-  Mi nombre es Pascual Ito

Hace silencio para permitir la presentación de su acompañante que se muestra agobiado por el calor del verano

 - Yo prefiero agua fresca, por favor.- También se presenta-  Mi nombre es Moral Illo

El ministro hace señas a Juan Sapín que sirve el agua desde una jarra de vidrio que está en una bandeja rodeada de vasos, sobre un coqueto barcito ubicado muy cerca del ventanal orientado hacia el sur de la casa.

El jefe del bloque de diputados juntocialistas les pregunta

- ¿Qué se les ofrece a los señores?

Uno de los veedores judiciales está de pié. Pareciera no sentirse cómodo

- Como sabrán pertenecemos al Poder Judicial de la Provincia y nos desempeñamos en calidad de veedores judiciales.

-Tenemos el propósito de manifestar una inquietud a la persona que sea el responsable o actúe en nombre del gobierno provincial…-Agrega el compañero

Tomando la palabra el abogado mayor del grupo requiere

- ¿En relación a qué? Si se puede saber…Porque aquí somos todos responsables, estimado.

Se percibe en el ambiente un grado de tensión que va en aumento. El veedor Pascual Ito dice

- En relación al caso que les ocupa y seguramente les preocupa, tanto como a nosotros, debido al momento singular por el que comienza a transitar  la provincia y el país.

-Y que tiene, por sobre todas las cosas,  relación con el deceso del señor vicegobernador de la Provincia.- Agrega Moral Illo

Casi como un eco uno de otro, hablan los veedores, algo que parece irritar al singular representante del gobernador en la organización del sepelio del vicegobernador de la provincia y Presidente Nato de la Cámara de Diputados. Paco Calvin trata de manejar con aplomo el momento

- No entiendo en qué medida les preocupa a ustedes la muerte del doctor Rolegio Certera… La muerte es un momento sui generis, propio y particular de aquel que debe dar ese paso a la inmortalidad pero que afecta a sus familiares directos. Es un acto natural y trascendente que si bien nos entristece a los allegados, nos acerca más al Creador. Es el momento de nuestra exaltación… ¿Es que no piensan igual?

Un tanto descolocado pero tratando de superar el momento el veedor insiste

-Doctor, puede que tengamos alguna coincidencia, más es muy importante que nos escuche…Si bien es un  hecho trascendente que se produce, más allá de lo causal, con naturalidad, nos preocupa desde lo ético, moral y jurídico el papel que está jugando Su Señoría, el señor juez, doctor Astín Lanciado. Su Señoría es quién, al certificar que el deceso se produjo en el interior del automóvil en plena ruta, ha cometido una falta muy seria y si tuviéramos una Corte de Justicia compuesta por hombres probos y honestos habrían intervenido para evitar semejante ultraje a la verdad y a todo principio jurídico. Certificar que el deceso se produjo en ese lugar es algo que está muy lejos de la exactitud. Eso lo sabemos todos

- Sí señor. Mi colega está en lo cierto. Todos los habitantes de  la Provincia saben de lo que se trata…-Agrega el veedor Moral Illo

- ¿¡Que se trata!? – Preguntan varias voces

Irritado por la presión que ese acto implica el veedor responde

- Que el doctor Rolegio Certera murió en el interior de un hotel alojamiento en compañía de una mujer y en pleno acto sexual…

Quien se molesta sobremanera es el abogado mayor del grupo, esto es Cesario Ambrottio, que a voz en cuello, dice

- ¡No es verdad!  El noble doctor Certera se indigestó con un asado, lo que sumado al viento zonda traicionero que sopló, le produjo  un paro…de corazón

- Sí. Claro. Yo tengo entendido que el paro se lo produjo no precisamente el viento zonda…

Moderador el ministro de gobierno con su hablar agitado aporta que

- Se lo produjo la indigestión de la carne

- Sí, claro. Si es que se comió la carne cruda

Desafiante el intendente de la capital se incorpora del sillón en que está sentado y le increpa al veedor judicial

- ¿Cómo dice?

Sin intimidarse el veedor le espeta

- Que  murió en El Parthenom en compañía de una amiguita mientras hacían la bicicleta

El otro veedor, Pascual Ito, lo corrige a su compañero

- No, Moral Illo, con la hija de un corredor de bicicletas

Descontrolado el aludido afirma

- ¡Como sea!… -Cambiando el tono dice- Yo creí que era una nueva pose del Sama Kutra

Interviene Paco Calvín que grita

-¡Está bien! – Luego muy calmo- Esa es una muestra de que, como lo dijo el general, a los dirigentes del Partido Juntocialista, nos gustan las mujeres. ¿Qué querían? ¿Qué estuviera con un hombre?

 - No es ese el tema diputado, ojalá las mujeres les gustaran a todos... Nos preocupa el papel que está jugando en todo esto el señor juez. Esto afecta la credibilidad de la institución Justicia dañándola y sienta un precedente  jurídico a partir del cual todo se puede justificar con una mentira.

Cesario Ambrottio, irritado dice

- Como si acá nunca se hubiera dicho una mentira… Usted no tiene idea de cuantas mentiras consolidan los cimientos de nuestra sociedad y de este sistema democrático que es republicano, representativo y federal. Todo está asentado sobre una gran mentira. En realidad no entiendo lo desmesurado de su preocupación que, de paso, le altera sobremanera su estado emocional.

- Doctor le pido, por favor, entienda que esto daña grandemente la imagen del Poder Judicial de la Provincia y es nuestro objetivo mantener impoluta esa imagen.

- Como abogado que soy, creo que ya es demasiado tarde para lograr ese objetivo. La imagen de la Justicia está demasiado poluta, señores, no solo entre nosotros- Dice Cesário Ambrottio

- Al parecer no tenemos el mismo interés. No compartimos los mismos ideales. Tengan la seguridad señores que no seremos nosotros quienes permitamos que siga ensuciándose esa imagen.- Agrega el veedor judicial

Los participantes de la reunión hacen un silencio significativo, tal vez afectados por las circunstancias no sean conscientes de lo que plantean los veedores judiciales cuya visión trasciende el momento circunstancial que los dirigentes políticos pretenden justificar con una mentira que ni tan solo es piadosa sino más bien absurda  y que los convierte en objeto del ridículo frente a la historia. 

Sin dejarse intimidar por el poder político que representan los  reunidos en la quinta del gobernador, el hombre del Poder judicial asevera

- Y no ha sido el Poder Judicial per se quién ha dañado esa imagen sino el Poder Político que todo lo corrompe y daña.

Algo que reafirma quien le acompaña

- Si hoy la Justicia es corrupta se lo debe a quienes nombran como jueces y miembros del Poder Judicial a sus amigos para poder manejar la administración de justicia

Una sonora carcajada sorprende a todos. Cesario Ambrottio exclama

-¡Claro! ¡Escúchenlos! Ustedes son los santos inocentes.

El abogado crea la oportunidad para que otro abogado, más joven y de voz aguda, el eterno diputado diga enojado

 - Primero vienen a rogarnos que los hagamos ingresar en la Justicia y hoy quieren dar clases de moral…

Paco Calvín, que había llegado hasta el coqueto barcito del salón para servir agua en un vaso, gira sobre sí, volviendo en dirección a los hombres del poder judicial. Con su voz grave, de manera pausada avanza diciendo

-Ustedes son como los curas, quieren hablar de moral con la bragueta abierta… La pureza de una institución no depende solo de su imagen. No solo se trata de parecer sino fundamentalmente de ser…-Hace una pausa en su discurso mientras se dirige hacia la puerta. Pasa junto a los veedores y se detiene en la entrada al salón Toma el picaporte y deja allí la mano hasta terminar de hablar- Tienen que saber que el Poder somos nosotros… ¡Que no tenemos un carajo que hablar con ustedes!... Y  que en este mismo momento se mandan a mudar de aquí -Ahora solo con un gesto, abriendo la puerta, los invita a salir. Cuando salen, da un portazo- Ya nos vamos a ocupar de ustedes… -Luego de un prolongado silencio dice-…Ojala venga el flaco Luis José así terminamos de una vez con esta historia.

Paco Calvín vuelve al barcito a beber el agua que ya le ha servido el obeso ministro que mira por el ventanal el hermoso parque de la quinta. El eterno diputado piensa en voz alta

- Como siempre los moralistas como estos y los moraloides  mediáticos van a seguir hablando hasta que lo sepultemos al vicegobernador. Cuando salgamos del cementerio como por arte de magia habrá de terminar todo este circo montado a partir de la muerte de un tipo que se fue a encamar con una mina como lo hace cualquiera que tiene ganas y dos mangos en el bolsillo y que tuvo la mala suerte de crepar cuando menos lo esperaba…

Tal como una acción refleja los hombres comienzan a filosofar sobre la causa de la muerte del doctor Rolegio Certera, más conocido como El Pebete. El gordo ministro dice

- Y el que no tiene un mango también lo hace. Porque si no es así lo tildamos de maricón o por lo menos de rarito… Claro que es mucho más fácil para el que tiene un mango, un título o un nombre…

- Ya lo dijo aquel sabio locutor de Radio Locón- Agrega Denis Colla-  cuando terminaba la transmisión una noche, mientras golpeaba sus manos “chicas, chicas a coger que se acaba el mundo”… Ese es el principio de la vida, hermanos míos…

Denis Tomar sintetiza su conclusión con

- Claro que a veces te cuesta la vida… Como le pasó a Rolegio Certera…

El secretario privado del gobernador que, al parecer, es el menos político es, por lo menos, el más concreto

- No me digan que no es la más dulce de las muertes… Estaba pensando en que dentro de poco todos vamos a estar rogándole a El Pebete que nos ayude para que… – De manera muy lenta    inclina la cabeza para dirigir su mirada a su bajo vientre-… Para que el amigo se porte siempre bien y no nos haga pasar papelones… El vulgo conocerá en poco tiempo a San Buena Muerte y le estará recomendando el cuidado del amigo (no olvidemos que se lo lleva durito)… Sobre todo los políticos habrán de rezarle

Intrigado por lo dicho, el hombre obeso interroga

- ¿Por qué los políticos, Juan Sapín?

Con seguridad el hombre asevera que

- Porque nosotros descuidamos al amigo y en la época de las vacas gordas lo dejamos pastar en cualquier lugar… El político llega al gobierno y mete al amigo en cualquier… jardín… Sin pensar en lo que antes habrán plantado… por allí.

El tema se interrumpe porque entra un hombre alto, bastante desgarbado. Lo impetuoso de su ingreso hace que todos se llamen a silencio. Juan Sapín sale del salón.

El recién llegado se muestra irritado. En verdad está enojado y lo dice

- No puedo entender que pase esto. Me resulta inaceptable que haya gente que priorice una calentura pasajera ante el interés de tantos que dejan lo personal para momentos especiales y se ocupan de lo que realmente importa.

El hermano trata de calmarlo

-Tranquilo, flaco. Ya está todo controlado, tranquilo…

-Tranquilo las pelotas. Cómo voy a estar tranquilo si acá un pelotudo te puede tirar a la mierda un laburo que lleva tiempo concretar en Buenos Aires. Cualquiera se cree con derecho a mearte el asado cada vez que tenga ganas de hacerlo…

Risueño ante las manifestaciones destempladas de su hermano, el abogado dice

- Para un cacho, flaco…Como te dijo alguna vez el Chango Sancasini en la Cámara provincial, “No te enloquezás, flaco,  no te enloquezás, che”… A cualquiera de nosotros podría habernos ocurrido una cosa así…

Todavía irritado el hombre le contesta

- Yo lo creía más serio y responsable a El Pebete…

Cesario Ambrottio suspira, renguea hasta donde está su hermano. Al llegar junto a él, le coloca una mano sobre un hombro y le dice

- Ser serio y responsable no implica que deje de sentir como cualquier hijo de vecino, Luis José…Me parece que estamos sobredimensionando lo ocurrido con Rolegio Certera, hermano mío, y nos volvemos principistas de la manera más absurda. Queremos ser más papistas que el Papa cuando en realidad lo que ha ocurrido no es nada del otro mundo. Simplemente ocurrió que un tipo se calentó con una mina, la mina le correspondió, es decir que también estaba caliente, se fueron a un telo y pasó lo que pasó. Al tipo le llegó la hora antes de llegar o cuando llegaba y crepó ¿Qué otra cosa es?...

Con cara de asombro, el más alto de los dos, el ingeniero, mira a su interlocutor

- De alguna manera, en cierta forma y medida, me asusta la manera en que presentás el tema Cesario Ambrotio. Más allá de toda consideración sobre los aspectos secundarios que parecen ser para vos los primordiales, debo recordarte que para el hombre común, para el laburante o para el hombre que no tiene compromisos formales, éticos, sociales o políticos es lo normal, lo lógico, por la propia acción que impulsa el instinto de conservación, que actúe desde sus sensaciones o emociones. También desde sus necesidades naturales cuando no existe control racional sobre ellas y sólo vale el límite que imponen las normas sociales de convivencia… Pero nosotros no tenemos esas libertades. Nosotros tenemos responsabilidades y debemos actuar en consecuencia con ellas…

El hombre se separa del hermano y camina rengueando hasta el barcito mientras exclama

- ¡Uh! Apareció monseñor Yioyia. ¡Dejate de joder!…

- ¡Estás equivocado, Cesario! …- Dirigiéndose a todos dice-  Yo también soy un hombre natural como cualquiera de ustedes… con la diferencia de que yo controlo mis sensaciones, porque tengo un compromiso ético y moral, porque estoy convencido de lo que soy, porque tengo principios sólidos…

La discusión es entre los hermanos

- Dejate de discursos grandilocuentes con nosotros. Esa verborragia gratuita gastala en la campaña pero no aquí. Sabemos que sos un buen orador, que con tu discurso de barricada lográs que la gente defina posiciones y todo lo que vos quieras… De lo que se trata ahora es de ordenar los discursantes para despedir a El Pebete… ¿O pretendés establecer ahora y aquí un tribunal para juzgar a un compañero como se hacía antes? Si querés volver a viejas prácticas movimientistas no te olvides que ninguno está exento de culpas, que cada uno tiene una pesada carga en su conciencia, que faltan compañeros valiosos que alguien entregó en ese pasado reciente, que… - Cambia el tono de voz-  son muchas cosas, es mucha carga…hay mucha bronca… Rolegio Certera ya está muerto ¿Querés volver a matarlo?...

Con paso firme y rápido que acentúan su cojera, sale dando un portazo. Luis José, dice

- Bueno… Tampoco hay que ser tan tremendista, hermano…

Por la puerta por donde salió Cesario Ambrottio, entra el gobernador seguido por Juan Sapín que trae una bandeja con pocillos y café, con el que invita a los presentes. Algunos aceptan, otros no. Jorge Albertuchi saluda a Luis José

Huy, flaco querido!... ¿Cómo estás?...

El hombre vuelve a sentirse molesto

-Como la mierda…Con esta huevada que se mando El Pebete, mirá…

Conciliador el gobernador le dice

- Está bien, no te calentés, flaco… Lo único que puede hacerse ahora es dejar que todo se calme y no embarrar más la cancha… ¿Están ordenados los discursos y los discursantes? ¿Quién se encarga de este tema?

- Yo, Jorge Albertuchi…- Dice el eterno diputado- Ya está establecido el orden, solo falta que el flaco decida si quiere decir algo.

- No. No voy a decir nada y no sé si vaya al sepelio…

El gobernador trata de consensuar en un punto equidistante

- Flaco, sinceramente creo que estás exagerando la nota… El Pebete no ha cometido delito alguno por el que deba ser juzgado. No ha malversado fondos del erario público, no ha faltado a sus deberes como funcionario, seguro ha defraudado a sus familiares pero no ha votado leyes convenidas con el oficialismo en detrimento de ningún sector social a cambio de dinero, no ha entregado las riquezas naturales de su provincia, no se ha enriquecido de manera ilícita…

El hombre reacciona y levantando la mano le pide

- Pará, pará… Yo tampoco…

-Todavía no, flaco. Eso lo juzgará la historia si un día ocurre… Creo que tenés que decir algo en el sepelio…

El argumento es efectivo

- Está bien…Ojalá este barro no me salpique…

Molesto el gobernador le responde

- Mirá, flaco… Yo pienso como el viejo Polo Valiente, continuador de las ideas de los tres machos Cantonischi en el Partido Bloquero, que decía: “Si una paloma te caga en el hombro y te querés limpiar de inmediato, lograrás que la mierda se desparrame y se haga más grande la mancha… Si por el contrario la dejás secar, en su momento bastará sólo  con sacudirla del hombro y no quedará ni huella”… El viejo Polo, político mañero, sabía de esto tanto como no te imaginas… ¿Estás de acuerdo?...

- No sé…

-El Pebete ha muerto en su ley y seguramente muchos habrán de envidiarlo. No cualquiera tiene el privilegio de morir en la horqueta…Está bien –Con un gesto aborta el intento de Luis José por interrumpirlo- Está bien. Él murió en un  hotel donde fue a coger pero hay otros que iban a los hoteles no a morir ni a coger sino a tirar piedras y a llorar en la puerta porque dentro estaba la mujer propia gorriándolos…

El lenguaje gestual del cuerpo transmite muchas veces más de lo que puede un discurso de mil palabras…

- Vamos, flaco. No te tirés al piso… Mirá la mujer de El Pebete y los hijos estarán participando de los homenajes. No puede ser que vos estés más ofendido que la esposa. No puedo imaginarme como se siente, pobre mujer… Muchas veces hay que meterse los principios en el culo y salir adelante.

Poco a poco los presentes comienzan a abandonar el salón y abordan los automóviles que los llevarán a sus domicilios particulares donde darán el punto final a los discursos y se prepararán para los diferentes actos con los que despedirán al extinto vicegobernador y Presidente Nato de la Cámara.

Luis José ha decidido

- Está bien. Lo haré…

Jorge Albertuchi, que fue el candidato de la gente y el gobernador que eligieron sus comprovincianos, camino a convertirse en un fenómeno social, manifiesta su alegría.

-¡Ese chino lindo! ¡Así me gusta!... No había que hacer de esto una Cuestión de Estado.

 

La versión oficial de la muerte del vicegobernador de la provincia y Presidente nato de la Cámara de Diputados fue difundida y defendida por todos los medios de comunicación que recibían la pauta oficial o, como dijo un personaje de cuentos “la puta publicitaria”.

Siguiendo la escuela de Goebels, el jerarca nazi de la Segunda guerra Mundial, “miente, miente que algo quedará”, se encubrió la realidad con una ficción. Todos fueron excelentes actores que actuaron a la perfección el papel que les tocara en esa trastada.

No obstante todos, absolutamente todos los habitantes de aquella localidad,  comprovincianos de El Pebete, saben que el hombre de la buena muerte… Murió en la horqueta.-

                                                                    FIN