CAPITULO II

UNA CUESTION DE ESTADO

 

La reunión que comenzó pasado el mediodía se prolongó hasta las primeras horas de la tarde. Poco a poco abandonan los jardines de la casa de gobierno los automóviles de los empresarios ganadienses que han establecido acuerdos de inversión minera en la provincia por u$a 530 millones de dólares en un  inicio. El despacho del primer mandatario recobra  acción.

Luz plena en el despacho al que ingresa el gobernador, el ministro y el secretario. Están radiantes de felicidad

-¡Muy bien! ¡Muy bien! Benito Venite todo salió como lo esperábamos. Los gringos aceptaron las condiciones propuestas por el Superior Gobierno de la Provincia… Bueno en realidad lo que ellos propusieron era algo similar a lo que pensaba la provincia así es que no hubo mucho para discutir y aceptamos ¿O no?

- Es verdad. Ahora tendrás que pedirle a Luis José que active la discusión en el Congreso sobre la modificación a la Ley de Minería así queda todo cubierto.

El gobernador recuerda algo

- Sí. Es cierto…Mirá Benito Venite, es de tu área la Secretaria de Minería de la Provincia así es que te pido hables con el secretario para que analice la documentación que va a presentar un equipo docente de la Universidad Nacional que estuvo  investigando sobre el impacto ambiental y el uso del cianuro a cielo abierto  ahí en Velantero. Según la información que me hizo llegar el Rector la conclusión a la que arriban es negativa para la explotación de ese yacimiento…

- Y el diablo mete la cola ¿Qué quieres que hagamos?

-Lo de siempre. Es decir, encontrá la solución a este planteo. Que no genere rispideces ni que tampoco se conciba desde él un cuestionamiento sobre la importancia de este proyecto.

El ministro asiente y luego dice

- Está bien…  Que La Jorge convoque a conferencia de prensa en el Ministerio y vos pedile a Beltramín Chujen que los docentes no comenten sobre el particular ni antes ni después.

- ¿Cómo vas plantear el tema?

-Voy a recibir públicamente esa documentación junto al secretario, voy a destacar el esfuerzo de los docentes y el trabajo en conjunto con el gobierno de la provincia y proponer el análisis posterior como tarea compartida y de importancia superlativa.

- Muy bien. ¿Y después?

- Terminada la conferencia reuniré a los docentes y les propondré un encuentro con fecha a determinar para luego cajonear el escrito que me dejen y punto final para el tema.

- Muy inteligente. Te felicito Benito Venite… No te olvides de la reunión de gabinete que tenemos hoy.

- No me voy. Ya casi es la hora.

- Juan Sapín ¿Qué más tenemos?

- Está el Secretario de Seguridad esperando, Jorge Albertuchi…

- Bien. Que pase

 El secretario privado amaga salir por el sector privado

- Juan Sapín – Llama el gobernador-  Que nos traigan algo del buffet, mientras tanto

- Lo ordenaré ¿Algo en particular?

-¿Querés pedir algo Benito Venite?

- Un café doble, algún sanguchito y un jugo, nada más. Hoy el viento zonda no permite que se cometa ningún exceso. Ni siquiera con la comida. Eso nada más Juancito

- Para mi igual, Juan Sapín

- De acuerdo, en unos minutos lo traerán

Prestamente sale Juan Sapín dispuesto a realizar lo indicado y a su vez, ordenar el pedido para que puedan realizar la colación. Es evidente que el almuerzo del día será  pospuesto para más avanzada la tarde o directamente suspendido, mientras el gobernador y el ministro continúan dialogando

- Espero que Maringote no aporte un problema nuevo con el ministro de gobierno

- Si lo hubiera tendrás que aportar una pronta solución. No te olvides que “la chancha colorada” es un hombre de Luis José y dependemos de él para la aprobación de la modificación a la Ley de Minería.

- Sí. Sobre todo es “hombre” – Con un gesto afectado sugiere que hay algo poco claro- del flaco y tendré que decir que sí a lo que quieran

Un suave toque en la puerta que se abre y entra el secretario de seguridad

- Permiso…

- Adelante, Maringote ¿Cómo estás?... Sentate por favor… ¿Querés tomar algo? Ya viene el mozo.

- No señor Gobernador. Muchas gracias

- Te presento mis disculpas por la espera pero, es que teníamos acordada la reunión con los gringos de la empresa minera y este es un tema de una importancia superlativa para las arcas de la provincia. Debí priorizar… Querido amigo ¿Que te trae por aquí?…

Al gobernador le llama la atención la seriedad del hombre. Como siempre percibe que de aquella figura emana un halo sobrecogedor que le repele

- Gobernador ha ocurrido un lamentable hecho que debía comunicarle sólo a usted.

El ministro escucha la indirecta y prestamente interviene.

-Jorge Albertuchi, si debo salir no lo dudes…

- Entre nosotros no hay secretos Benito Venite – Le responde y dirigiéndose al  interlocutor  primero, pregunta- ¿Tan grave es?... Tengo tantas cosas, ocurren tantas cosas que no tienen coherencia alguna que ya no sé qué pensar… ¿De qué se trata, Maringote?

- Esperé todo este tiempo tratando de evitar se filtre la información a la prensa, señor.

- Por favor ¡Abreviemos! ¿Qué ha ocurrido?...  !Decilo de una vez.

- El Pebete ha muerto, señor…

-¡¡¿¿Qué??!!...

La noticia impacta sobre manera al hombre provocando un leve temblor en su barbilla. Se quita los gruesos anteojos y restriega sus ojos como no dando crédito a lo escuchado. Son reacciones lógicas frente a una información que lo supera

- ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Qué pasó?...

- Fue hoy, pasado el medio día…

La reacción de enojo no se deja esperar y casi a voz en cuello dice

- Pero ¿Por qué carajo esperaste tanto para avisar? ¿Cuál es la razón? ¿Es que acaso es una Cuestión de Estado?...

- Sí, señor gobernador.

La afirmación del Secretario de Seguridad hace las veces de paño frío que atenúa las reacciones incontrolables

- ¿Cómo ocurrió? Seguramente tiene algo que ver el zonda de hoy…Ya le dije al Pebete que no fumara tanto porque en cualquier momento  sería noticia. ¿Qué pasó, Maringote? ¿O es posible que haya ocurrido algo peor y la muerte del Pebete sea solo una parte?

- Según lo que informa el comisario de la Seccional 5ª, el Pebete estaba con una amiga en el interior del Parthenon…

-¿Parthenon?  - Se pregunta el gobernador - ¿Y eso qué es? – Tal como si hubiese hallado un defecto grave se escandaliza-  ¿Se compró un auto nuevo?

- No señor…Este es…- El hombre vacila pero de inmediato dice en forma rápida-  Es un hotel alojamiento que está en el acceso este…

-¡No! –Exclama el gobernador

- Y, bueno en pleno fragor del cuerpo a cuerpo se le paró (Se interrumpe por un acceso de tos)…

- Si. Para eso creo que no tenía todavía problemas el Pebete. Además… era necesario para los fines a los que fue al lugar ¿O no?

- Perdón… Se le paró el corazón. Sufrió un infarto que fue fulminante y murió en la cama del hotel en la “sala de los suspiros”.

- Justo ahora en que comienza a generarse todo tipo de quilombos a este se le ocurre ir a joder y morirse de esa manera ¡Que lo parió!

El ministro mira asombrado a los dos hombres. Lo que acaba de decir el Secretario de Seguridad implica una acción amoral no permitida públicamente para quien detenta el segundo cargo electivo de autoridad en la provincia y tampoco para ningún otro funcionario de ningún orden, aún cuando sabemos que todo el que puede se olvida de las normas. Si son morales mejor. No es una cuestión de apellido.

Sabido es que todo persona, más allá del cargo, función o posición en la que se encuentre, transgrede las normas sociales de convivencia y a sabiendas hace lo que no está permitido porque lo prohibido es lo buscado. Sea quien fuere: juez, cura, policía, docente, rico, pobre, honesto o delincuente, cada uno tiene su historia, sin excepción. Incluido el sagaz lector que llegó hasta aquí.

Casi con envidia el pacato ministro, al que nada se le conoce pero que no implica que no lo haga, dice

-No podemos negar que tuvo una buena muerte

Con ironía el gobernador asevera

- Sí… La muerte de la urraca

- ¿Cómo es eso?- Pregunta el ministro

- Murió en la horqueta – Completa el Secretario de Seguridad. Mientras que para graficar lo que dice, levanta  la mano izquierda con los dedos medio e índice recogidos como si fueran las piernas de una mujer e inserta los de la mano derecha entre ellos con un movimiento obsceno.

El gobernador, demudado, manifiesta su preocupación

- Ya puedo imaginarme lo que comenzarán a decir los medios de comunicación y la oposición misma. Le dio el Pebete tela para cortar para que Alfredón y Alfredín  salgan a ganar y hasta para que Sombrero y su gente de la Unión Típica se hagan la campaña. Hasta dirán que tuvo la muerte de la gallina del campo…

El despistado ministro que solo sabe de ecuaciones matemáticas, cuestiones financieras  y nada de dichos populares, pregunta

- ¿Cómo es eso?

-Que se la comió la zorra…- Contesta el Secretario de Seguridad

Reflexivo el ministro piensa en voz alta

-¿Habrá llegado al final? O ¿Se habrá quedado a mitad de camino?

- ¿A quién le importa cómo acabó?

-Creo que les va a importar a muchos, señor – Dice el Secretario de Seguridad

-Tenemos que hacer algo rápido. Esto es una Cuestión de Estado….-El gobernador  se acerca al escritorio y acciona el intercomunicador – Juan Sapín te necesito urgente.

De inmediato entra Juan Sapín mientras el ministro y el secretario de seguridad miran atentos la escena.

- Usted llamó señor gobernador…Ya traen el café y los sanguchitos…

- A la mierda los sanguchitos… Urgente necesito ya en el despacho al ministro de gobierno y al presidente del bloque del Partido Juntocialista; que venga Paco Calvín y la chancha… digo Valter Alisa. También quiero al Jefe de Policía. Ya

- Están los convocados para la reunión de gabinete, Jorge Albertuchi.

- Que esperen en la sala de situación. Lo que te pedí ahora es urgente. Quiero prioridad sobre cualquier otra cosa…Es una Cuestión de Estado

Juan Sapín entiende que algo serio ha ocurrido y sale prestamente del despacho del gobernador...IR A CAPITULO 3